Cuando era más menor, existían dos cosas que me acomplejaban: mi apariencia y mi soltería. No eran cosas de las cuales una menor de ocho años debiera preocuparse, sobre todo cuando una de ellas, referente al peso, terminó por no ser culpa mía sino de mi sistema. Pero la idea de que todo esto era culpa mía me sofocaba al punto de tomar pastillas cuando apenas si mi cuerpo se empezaba a desarrollar, a hacer dietas para luego dejarlas por la "poca fuerza de voluntad" y luego vomitar. Sin embargo, la historia de mis interminables problemas con la comida no será la protagonista de esta historia, sino que es el complejo número dos que nombré aquí, que es, mi soltería.
Recuerdo aún la forma en que, a tal edad de ocho o nueve años, las niñas del curso presumían de ya ir teniendo pareja, la más popular presumía tener una relación con un chico de secundaria, aproximadamente y si bien le iba, de doce años. No nos dábamos cuenta del peligro de aquella afirmación en ese entonces, solamente veíamos con envidia cómo Valeria ya había debutado en la vida amorosa, en las relaciones afectivas. En tanto a mí se me hacía burla por mi apariencia, por mi gordura, diciéndome incluso que "no habrá quien la bese", que "se va a quedar soltera para siempre", cuando apenas teníamos ocho o nueve años.
Entonces, dada la presión que se me imponía por tener una pareja, aun cuando no sentía nada por ninguno de mis compañeros o compañeras, cuando —y hoy día por fin lo admito— todas las veces que decía que tal persona me gustaba era solamente una mentira para encajar en esa pequeña sociedad estudiantil que se esforzaba en que todos nos sintiéramos atraídos a alguien, por supuesto que iba a caer ante el primer aprovechado que se me cruzara.
Empezando con esa pequeña frase, debo dejar entender que muchas cosas de las que me entero, no es precisamente porque me interese saberlas. Blogger desde hace bastante que ha caído en desuso y, sin embargo, tiene aún tantos sitios activos. Otros muertos, pero que siguen en pie. Como zombies.
Por eso, de vez en cuando me agarran ataques de nostalgia, por ver las cosas que dejé atrás en algún momento, porque un día bastó para que, por ejemplo, dejara de abrir esta página, y así ya no actualizara más mi blog. Bastó un solo día para que no enviara un mensaje, o lo respondiera, y entonces los amigos y yo no habláramos más. Quise ver por un momento todo lo que dejé atrás, y me topé con el perfil de Marla, y el perfil de Sara. Marla no tiene mucho qué decir, de hecho, no es la primera vez que la busco bajo anonimato. Encontré su instagram, y me bastó para ver que, para mal, no ha cambiado en nada.
Sin embargo, encontrar el perfil de Blogger de Sara me trajo un mundo viejo de vuelta. Y empecé a ver, el blog de fanfics de Akuma, donde dejó de actualizar en el 2010. El blog de Gorillaz, que también dejó de dar noticias en 2012. Ahora Znakerz da las actualizaciones en Facebook, y lo sigo, visible pero sin que me note.
Encontré muchas cosas similares, sitios de los que no había oído antes como un blog sobre transplantes. Otro sobre brujas, lo cual es chistoso porque la que acabó siendo bruja fui yo. Blogs de cartas dedicadas a Sara, otros diarios personales que ya no queda más que el índice en su lista de lecturas. Incluso una vieja URL mía, donde subía poesías y pensamientos de forma más deprimente, y que borré hace años y todavía no puedo recuperar el dominio. Pero ¿quién diría que ese viaje de curiosidad y nostalgia me haría daño?
Vi entonces, indexado en su lista de lectura, el blog de él. No me apetece llamarlo por su nombre, desde que ocurrieron "cosas", me refiero a su persona como "el kks", a pesar de que una o dos personas en la vida real, solamente esa una o dos personas, conocen todo lo que me hizo. Entré al link entonces, tras reconocer el nombre que todavía, me parece, utiliza para identificarse en internet, con la poca esperanza de que su sitio ya estuviera caduco, y fuera solamente otra URL "callejón sin salida", que ya no redirigiera a ningún lugar. Pero sigue existiendo.
Vi entonces sus supuestos proyectos, el libro que supuestamente escribió para mí, para luego dedicarlo a la ex que al parecer jamás superó. Vi la foto de ella, en una entrada que le dedicó con palabras de ruego, cual paloma migajera que espera a que le lancen un trocito de pan, y luego seguir rondando por más. Vi la foto de una de "las otras", con las que, hasta donde él me contó para herirme, me puso el cuerno mientras vivíamos bajo el mismo techo.
Y luego, vi mi cara. Una carita redonda, aunque no tan gorda como ahora. Sin arrugas del tiempo, deberé de tener diecisiete años en la foto, mientras él ya tenía diecinueve. Mientras yo le creía cada palabra de amor que me decía, sin saber que fantaseaba porque yo me veía aún muy menor para mi edad. Bueno, quizá no me dolió por las razones que has de creer. No me dolió porque pudiera uno especular que quisiera volver, que lo extraño a pesar de ya ser más de diez años separados. No, me dolió porque ver su cara de nuevo, junto a la mía, me hizo regresar a los abusos, al dolor, a las mentiras. A decirme tonta porque lo permitía, sin saber que era víctima de su manipulación. Me trajo de vuelta la escena de mí llorando, arrodillada y pidiendo perdón porque le pedí que tuviera un detalle conmigo, mientras él estrenaba cosas nuevas cada tanto.
Me llevó al tiempo donde me seguía negando de que el abuso fuera una práctica usual suya conmigo, donde yo lloraba en las noches porque no me gustaban las cosas que hacía, donde, básicamente, si yo ya no era una niña físicamente, me mantendría como una mentalmente.
Me pregunto ahora, si está desaparecido porque finalmente se ha hecho justicia, aun si yo no he podido dar testimonio de nada. Espero que la chica que me llamó para decirme todo lo que hizo, la misma niña —literalmente era una niña cuando él la conoció— con la que me engañó, y que me llamó porque se preocupó por mi hija, esté bien. Que no haya cobrado él venganza contra ella por denunciar.
Me hice daño porque recordé el trauma que tengo, y que no puedo hacer más por aliviarlo que venir a contártelo, extraño o extraña de internet, esperando no tu comprensión o tu pena, solamente tu atención para que yo sienta que al menos, he podido dar un paso más, y admitir que lo que pasó, me pasó.
Si han estado últimamente por Facebook o Tiktok, quizá hayan escuchado los términos selfship, yumeship, o similares. Para resumir y no hacer el cuento largo, es la actividad de hacer ships de unx mismx con un personaje ficticio. A dichos personajes usualmente les decimos "nuestros pixeles", y se pueden hacer cosas preciosas como dibujos, historias, incluso altares o la misma actividad de casarse con ellxs de forma simbólica.
Existe una polémica bastante fuerte al respecto, puesto que para algunas personas es una actividad tonta y con el único afán de armarse novelas en la cabeza, hasta el pensamiento de que las personas que practican el selfship o yumeship puedan estar "mal de la cabeza" y que tengan una codependencia muy fuerte al internet.
Sin embargo, y aunque puede que haya uno que otro individuo que sí pueda caer en dicha categoría, lo cierto es que realmente es (y debería ser) una actividad inocente. A fin de cuentas, es un pasatiempo que no genera daños colaterales, al contrario, estimula bastante la creatividad y puede hasta generar ingresos a cierto sector específico, como la gente que dibuja comisiones. Además, al generar una comunidad, una persona puede conocer otras que compartan intereses en ello y así generar más conexiones humanas reales y valiosas.
En primera, mientras escribo esta entrada, estamos entrando a octubre de 2025, ¡feliz Halloween!
Ahora, el tema del cual les quiero hablar en esta entrada es simple, y el mismo título lo dice, ¿sabías que este es el mejor momento para tener un blog personal? Ya sea una página en neocities, un blog aquí en Blogger o Wordpress (nunca le entendí), una comunidad en LiveJournal, un blog en Tumblr, LO QUE SEA, pero por dios, CREA UNA PÁGINA PERSONAL.
Así es, en esta era donde la IA generativa, los algoritmos agresivos y los trends minimalistas sin alma abundan en redes sociales, una opción para mostrar resistencia ante ello es crear un blog personal. Un pequeño santuario donde escribamos lo que sentimos, subamos imágenes y música que nos gusta, hablemos de proyectos y de sueños y metas. Sin mencionar los hermosos diseños que les podemos poner a dichas páginas, como el tema de este blog.
A mí me gusta el anime, y aunque muchos de estos diseños a veces los elijo porque se ven lindos, porque tienen vibra linda, creo que es algo que deja ver parte de lo que soy, que a pesar de ser una persona goth/metal, tengo también mi lado ñoño otaku y es un lado que suele ser más amigable.
Así mismo, tener un blog personal te permite expresarte de forma bonita con la gente, dejar que te conozcan y que sepan más de ti, así como tú tienes el control de que sepan cómo encontrarte, y lo que deben saber sobre ti. No solamente eso, sino que, a pesar de lo contradictorio que suene al ser de todas formas un ambiente en internet, nos puede ayudar a descentralizar nuestra atención y nuestros hábitos del celular, ya que requiere que el usuario haga un esfuerzo en leer la información que está en la pantalla, sin mencionar que muchas veces la experiencia en estos sitios es mejor desde una computadora de escritorio o laptop que desde el teléfono.
En un mundo que nos ha vuelto esclavos del teléfono y donde sufrimos males físicos a causa de eso (artritis temprana, dolores de cabeza constantes, el ya temido brainrot...), queda en nosotros mejorar la situación, aún si es movidos por una nostalgia pasada.
Sitios como éste, como Tumblr, como SpaceHey y demás, son lugares que podemos usar para justamente ponernos las pilas, para descentralizarnos de todo eso que nos hace daño, para dar nuestra visión del mundo de forma, vaya la redundancia, más visible. Tenemos así miles de recursos, servidores donde nos pueden dar el espacio, redes que nos permiten ultra maxi personalizar nuestros sitios, etc.
Entonces, te animo a ti a que tan siquiera intentes el cambio, que pruebes justamente escribir una entrada, a ver en las diversas páginas de templates que existen, y de ese modo irte liberando de la satisfacción inmediata, y volver a ser dueño de ti mismx.
Hace años, y como pueden ver en alguna entrada anterior, yo soy enemiga de Microsoft y llevo usando distribuciones de Linux desde hace tiempo. Actualmente uso Fedora, con gran probabilidad de cambiarme a Linux Mint por cuestiones de hardware. Pero cada que dejo de usar Linux por tiempo, o migro de una distro a otra, siempre me pasa que olvido las fuentes que descargué en bulk.
Es un problema que me mata constantemente, porque soy muy fan de algunas familias de fuentes como los Participants, o de fuentes individuales como Tinsnips, pero hay otras tantas que reconozco más por su forma que por su nombre, por lo que estar también descargando una por una en DaFont o en 1001Fonts es un no-no para mí.
Por ello, quiero dejar en esta entrada los comandos para descargarlas en Linux con el comando apt-get (he intentado conseguirlas en Fedora usando dns pero no funciona), así que, aunque en esta entrada no haya imágenes de algunas fuentes, yo encarecidamente les digo instálenlas.
Bueno, muy seguramente ninguno de los seguidores originales del blog sigue con vida. Igualmente, si seguías el blog por las descargas, quizá vuelvan, quizá no.
Me di cuenta muy recientemente, en un pequeño viaje a Toluca por parte de mi trabajo en pleno día de la independencia, que mi vida la rige muchísimo el celular. Entonces temí por mi estabilidad mental y mi propia inteligencia. De que hay reportes (aunque yo no los quería ver) que comprueban que el tiempo en pantalla excesivo nos puede volver más tontos con el tiempo, que el tiempo de atención de las nuevas generaciones es cada vez menor, y eso me hizo temer también por mi hija.
Por eso, tomé la decisión poco a poco. Dejar el celular horas antes de dormir, poner límites a mis apps distractoras, y ahora poco a poco dejar las redes sociales más que para lo más necesario que es, justamente, socializar. Eso me llevó así a volver a este blog, cuando me di cuenta de lo abandonado que lo tenía y lo que fue para mí en mi adolescencia.
Quiero cambiar el nombre, la imagen ya se la cambié, pero ya no soy Asuka ni Asuka soy yo. Pero no quiero que se relacione netamente a mi identidad de autor, aunque tampoco lo quiero dejar de lado. En lo que pienso las cosas, seguiré con el dominio que tengo, The Real Asuka, y cuando haya elegido un dominio, lo anunciaré aquí para que sean redirigidos después.
Crecí, dejé sueños, dejé amistades. Pero cuando menos lo imaginé, lo perdí todo.
Desde la mentira del amor, perdí el amor que sentía por mí. Dejé todo lo que amaba tras de mí para intentar acomodarme a la imagen de quien dijo alguna vez amarme. Ahora yazco sola, sin amor, sin amigos y apenas recuperando lo que soy.
Mi yo que nació en lo oscuro del corazón y entre las garras de la incertidumbre se aferró a un trozo de luz, que al final fue la trampa del rape abisal, y entonces fui devorada, fui ultrajada, y sin posibilidad de hablarlo, sin poder deshacerme de los horrores que me atormentaron los primeros años sola.
No pude ni siquiera ser esa mujer, porque mujer completamente nunca fui. Las bromas de ser alguien más dejaron de ser bromas, pero me aprendí a conocer, me asumí, si me digo "ella" es por comodidad, porque ya viví mucho tiempo así, porque nadie se da a entenderme o a aceptar mi realidad, porque yo me tengo que amoldar a la realidad de todos.
Pero no todo ha sido malo. El amor no me llega ni me llegará, no de la forma que quiero. Pero tengo gente que me ama a su modo, y yo les amo a mi modo. Tengo quien dependa de mí y quien me acoge en su mismo amor, una mini copia, o más bien una versión pequeña que puede tener éxito en lo que yo fracasé. Quien puede tener una vida feliz en donde yo encontré desdicha.
Pero al final soy lo que soy, la yo de quince años sigue aquí, escondidita en mi interior. El yo de dieciséis, ese que se hacía llamar Akira y que me mantenía en el vilo de la confusión sigue aquí, haciendo de las suyas. Todo yo, lo bueno y lo malo sigue aquí, y al final, aun si nadie me conoce aquí, pueden volver a conocerme. Pueden volver a quererme, y yo a ellos.